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lunes, 11 de octubre de 2010

Correo sentimental 3

Hola, Doctora:  
                Le escribo por recomendación de  Blancanieves. Somos muy amigas, nos encontramos en casi todos los libros. Quiero hablar con usted acerca de mi baile con el príncipe...Le cuento: estoy un poco enojada porque en el baile pasé un poco de vergüenza . Mi madrastra  en verdad no quería que fuera, porque no me quiere, entonces, después que  logré bailar con el príncipe, con los nervios y mi desesperación, salí corriendo y en el apuro se me salió mi zapatito de cristal... logré llegar a mi casa y  unos días después  vino un enviado del príncipe para probar el zapatito a todas las mujeres solteras de la casa, pero mi madrastra a mí no   me dejó .¡Esa vieja bruja!!  Se lo probaron mis hermanastras, que tienen unos pies como batatas; por supuesto, no les anduvo. ¡Una hasta se cortó  un dedo y el talón para tratar de calzárselo!! Yo decía que era mío, pero todos se me rieron.
                ¿Qué puedo hacer, Doctora? ¡El zapatito es mío!! ¡Aconséjeme, por favor!!
                Atentamente,
                                      Cenicienta
            
Querida Cenicienta:
                    Tu historia es terrible, pero por suerte, con final feliz... para vos, obviamente, que sos la protagonista. ¡Basta de sumisión! No te puedo recomendar que vayas a la Defensoría de los Derechos de la mujer, porque vamos a producir unas mezclas de tiempos, y vas a quedar mal con esa desesperación por casarte con el príncipe para acomodarte por el resto de la vida. Buscáte algunas amigas y hacé una fiesta, que vaya él a buscarte a vos...  Pero igual podés hacer valer tus derechos  y exigirles a los enviados del príncipe que te prueben el zapatito, ya que el bando dice "todas las mujeres solteras del reino" . Y ya todos sabemos que el zapatito sólo calza bien en un pie...
                         Te deseo mucha suerte, querida, y sé compasiva con tus hermanastras,eso de las torcazas que les sacan los ojos a picotazos, ya no cae muy bien que digamos.Tampoco tenés que perdonarlas tan fácilmente y andar por ahí presentándoles jóvenes del reino para que se casen y sean felices. Deberán pagar sus maldades.Y vos, dedicáte a ser feliz.Lo merecés.
                         Un gran abrazo de
                                                       
                                                     Dra. Metafrasia
                                                     
                                                      
                                    

                               

                                

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